Hola soy Miriam, estoy estudiando animación sociocultural, soy una persona muy feliz y me gusta cantar a todas horas.

martes, 12 de mayo de 2015

Jordi Rebellón presenta su primera novela, ‘Yo quise ser Supermán’

Jordi Rebellón dejó el guion en casa y sin papeles, sin trampa ni cartón, como él mismo definió su primera novela, Yo quise ser Supermán, se presentó ante los lectores en la Biblioteca Pública en un fugaz encuentro -poco más de media hora duró- que continuó con un rosario de ejemplares vendidos, firmas y fotos. Lo bueno si breve... Ya lo dijo Baltasar Gracián. 
Y es que aunque él había ido a hablar de su libro, advirtió desde el principio: «La mejor presentación de una novela es leerla». 
Dicho lo cual, el polifacético creador se podía haber levantado e ido. Pero no estaba allí sentado el seco y cortante doctor Vilches, uno de sus papeles más recordados, sino el serio y cortés escritor Rebellón, que desentrañó algunas de las claves de su ópera prima, que nada tiene que ver con él ni con su vida profesional. «Sería recurrente escribir sobre mi vida de actor». 
Antes del qué, el porqué. «Todo surge de la necesidad de contar y denunciar cosas. Todos los días, cuando vemos los informativos sentimos mucha impotencia ante lo que está pasando y nos rebelamos», comenta. «De alguna manera, a cada uno de nosotros en un momento de nuestra vida nos hubiera gustado tener los poderes de Supermán», añade y destaca que su única premisa ha sido hacer una novela con sentido del humor y entretenida. 
«A mí, como lector me gusta pasarlo bien, ya sea con literatura clásica o contemporánea, drama o comedia», dice y reconoce que él es un mal lector. «Si un libro no me atrapa en las diez primeras páginas lo dejo, aunque creo que hay que darlos una oportunidad. Yo necesito que me divierta, que no significa que me tenga que reír en cada línea, pero sí que me atrape, que quiera saber qué va a pasar, como cuando ves una serie o una película». 
Espera que sus lectores sean más benévolos y aguanten esta historia que arranca cuando alguien muere, sube al cielo, se encuentra con Dios, «con su triángulo amarillo y todo», y le suelta que le hubiera gustado ser Supermán para solucionar lo que él, presunto ser omnipotente, no ha hecho. Su deseo se cumple y vuelve a la tierra con una misión que no conocerá hasta estar allí. 
¿Si Jordi Rebellón fuera un superhéroe? 
«No pararía de solucionar cosas. Estoy en contra de las guerras, del terrorismo, de la violencia de género, de la corrupción...», responde y observa que en estas páginas aparece entreverada una filosofía de vida inspirada en la película Horizontes perdidos, de Frank Capra, donde se habla de una comunidad utópica en la que no existe ni el dinero ni la avaricia y todo el mundo es feliz. 
Precisamente, confiesa que su criptonita son aquellos que molestan al resto, que no dejan en paz a la gente. «Seamos todos felices hasta que la muerte se nos lleve, que es algo que no tiene solución», proclama Rebellón, que en este libro realiza homenajes a sus seres queridos, especialmente a su padre. 
Los dibujos que ilustran la portada son suyos y el nombre de uno de los protagonistas, Bautista, es con el que le bautizaron sus hijos cuando al jubilarse, después de tener tres trabajos para mantener a la familia y no hacer nada en casa, lo vieron con una bolsa de la compra. «Todos los chóferes y mayordomos entonces se llamaban así», explica. 
«Es una novela sin trampa ni cartón, no hay elementos distorsionadores, es muy personal y muy de verdad. He escrito sin ninguna pretensión literaria, como si estuviera tomando un café con un amigo, me expreso como soy», apunta el intérprete, que durante siete años ha combinado el papel de actor y de escritor. «La paré, la guardé, la retomé... Cuando estás trabajando tienes que estudiar y te es imposible y en las giras de teatro aprovechas los viajes, los hoteles para escribir. Buscas el tiempo donde sea y en los parones de trabajo, que, desgraciadamente, tenemos muchos». 
¿Tiene miedo a que le acusen de intrusismo? «Es verdad que yo tenía mucho pudor y vergüenza al principio a escribir una novela porque creí que me metía en un tema que no era mío, pero una persona erudita en literatura me dijo que escritor era el que tenía algo que contar y yo lo tenía. Recibiré críticas como cuando hago teatro o televisión y estoy preparado para ello. Estoy satisfecho y orgulloso porque creo que enfrentarse a una página en blanco es muy difícil», valora y, por supuesto, promete más. Pero con tiempo. 
«Si como persona quiero ser honesto conmigo mismo, también como escritor. Me pondré cuando tenga una historia verdadera que contar, que aún no la tengo. No voy a escribir un libro gratuitamente». Palabra de escritor.

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