La Universidad Popular y Afalvi exponen y venden 349 cuadros de sus alumnos a favor de la Asociación de Enfermos de Patologías Mitocondriales

Un corte ochentero viste las paredes de la sala de exposiciones del Teatro Principal. Los círculos se han apoderado de este espacio en la segunda edición de la muestra Un cuadro, una sonrisa, de la Universidad Popular para la Educación y Cultura de Burgos (Unipec) y la Asociación para el Fomento del Aprendizaje a lo Largo de la Vida (Afalvi), que permanecerá abierta hasta el 14 de junio. 
349 pinturas realizadas por los alumnos, tanto adultos como menores de 16 años, de ambos centros se exponen como reflejo «del talento creativo de quienes participan en los diferentes cursos de Dibujo y Pintura, Acuarela, Juegos pictóricos y Pintura contemporánea, impartidos por Paula Sampelayo, Fran Herreros, Juan Martín Oña y Laura Triana». 
La mayoría de estas obras se venden a favor de la Asociación de Enfermos de Patologías Mitocondriales (Aepmi). El precio mínimo son 30 euros. A partir de ahí... Todo vale. Y, además, todos los compradores participarán en el sorteo de cuadros donados por los profesores de Pintura y Dibujo. 
Todas tienen un formato único, circular, de 30 centímetros de diámetro, pero se despliegan como un abanico de estilos, temáticas y paletas cromáticas. 
La elección no es fácil. La exposición es tan variopinta que, sin remedio, siembra la duda en la mirada de quien se acerca a la sala, que solo durante la Noche Blanca recibió 1.500 visitas. 
El espectador escuchará el dulce canto de un colibrí amarillo, paseará nostálgico por las calles de París, sentirá miedo y frío por Caperucita Roja, se adentrará en un profundo bosque, dará la bienvenida a la primavera con el aleteo de mariposas y el colorido de las flores, pensará junto a un marinero de gorro rojo, se apartará del camino de un perro con malas pulgas, mirará por el ojo de buey de un barco, o de ese otro, viajará hasta el tiempo de los paisajistas románticos, admirará el colorido de la aurora boreal en el firmamento, se frotará las manos mientras pasea entre árboles y farolas cubiertas por un manto blanco, temerá por el torero que se coloca la montera, informará de la noticia protagonizada por un arlequín, se embriagará por el olor de un rostro de ébano, será feliz en un campo minado de amapolas, se mojará con los nenúfares en el lago, se estremecerá con las olas que rompen en el faro, curioseará bajo el sombrero de enigmáticas damas... 
Una locura de pinturas que, además del fin solidario, también se convierte en un escaparate del trabajo que se realiza en estas aulas, que acaban de celebrar su decimoquinto aniversario. La matrícula para los cursos de verano y para los que tienen carácter anual ya está abierta.